
NINGUNA GUERRA SE PARECE A OTRA
Este libro rompe con cualquier vaga idea que muchas personas puedan hacerse sobre un corresponsal de guerra, y acerca al lector a la dura realidad del conflicto en Irak.
Jon Sistiaga, periodista de Telecinco en ese momento, mezcla sus vivencias y anécdotas con una descripción minuciosa de la guerra y los bandos que se enfrentaron.
El autor relata con todo detalle cómo tuvieron que buscarse la vida, él y sus compañeros, para poder ofrecer puntualmente la información a los espectadores españoles, el miedo que pasaron en más de una ocasión al temer por sus vidas, los momentos en los que se las ingeniaron para obtener ciertas imágenes y luego “higienizarlas” para que el público no viera la realidad desde una perspectiva tan desagradable.
La pérdida de José Couso es el verdadero centro del libro y refleja el peligro que corre un corresponsal de guerra sólo por hacer su trabajo para informar al resto del mundo. Couso era amigo y compañero de Jon en Irak y lo mataron junto con otro cámara extranjero en el hotel “Palestina”, que era donde se alojaba la prensa. Sistiaga narra con una tristeza implacable los momentos previos al ataque y los intentos por salvar la vida de su amigo.
El periodista, además, otorga un capítulo a Sadam Hussein, el líder indiscutible de una dictadura que ha causado tantos daños. La censura en este régimen impedía que muchas de las imágenes e informaciones obtenidas no llegaran nunca a la opinión pública.
Jon Sistiaga, periodista de Telecinco en ese momento, mezcla sus vivencias y anécdotas con una descripción minuciosa de la guerra y los bandos que se enfrentaron.
El autor relata con todo detalle cómo tuvieron que buscarse la vida, él y sus compañeros, para poder ofrecer puntualmente la información a los espectadores españoles, el miedo que pasaron en más de una ocasión al temer por sus vidas, los momentos en los que se las ingeniaron para obtener ciertas imágenes y luego “higienizarlas” para que el público no viera la realidad desde una perspectiva tan desagradable.
La pérdida de José Couso es el verdadero centro del libro y refleja el peligro que corre un corresponsal de guerra sólo por hacer su trabajo para informar al resto del mundo. Couso era amigo y compañero de Jon en Irak y lo mataron junto con otro cámara extranjero en el hotel “Palestina”, que era donde se alojaba la prensa. Sistiaga narra con una tristeza implacable los momentos previos al ataque y los intentos por salvar la vida de su amigo.
El periodista, además, otorga un capítulo a Sadam Hussein, el líder indiscutible de una dictadura que ha causado tantos daños. La censura en este régimen impedía que muchas de las imágenes e informaciones obtenidas no llegaran nunca a la opinión pública.
La obra se completa con las reflexiones de Jon sobre la responsabilidad que tiene un reportero de guerra y sobre los diferentes tipos de periodistas que cubren estas informaciones. El autor describe cómo algunos de los corresponsales se dedicaban a desinformar a la opinión pública haciendo la guerra a su medida, solo para tener una información más conveniente a la “realidad” que querían reflejar.
Además de ser una crónica sobre la guerra de Irak, el libro quiere transmitir el compañerismo que existía entre todos los que trabajaron con Jon Sistiaga y la rabia e impotencia que éste sintió hacia los asesinos de su compañero José Couso, un verdadero amigo al que perdió.
Además de ser una crónica sobre la guerra de Irak, el libro quiere transmitir el compañerismo que existía entre todos los que trabajaron con Jon Sistiaga y la rabia e impotencia que éste sintió hacia los asesinos de su compañero José Couso, un verdadero amigo al que perdió.